El rito del vacío
Jhovanny Marte Rosario
11 de enero, 2008
12:10 a.m.
El crepúsculo engulle
la última hebra de luz
del horizonte
y, ansioso, te busco
en cada rincón de la casa,
mas sólo encuentro telarañas
en el techo y nada más.
Me atraca el hambre de
pensarte mía como ayer
y no te encuentro
más que en recuerdos
lejanos que me acosan
por doquier como
almas vagabundas,
atrapadas en esta dimensión.
Caigo en la mirada de la medusa
de los buenos momentos y me
petrifica la nostalgia,
como barco varado
en la arena;
otra vez el delirio.
Pugnan mis ojos en el insomnio
de todas las noches,
y me revuelvo entre las arrugas
de la sábana
que llenabas con tu carne,
pero, en vano,
no logro conciliar el sueño.
¡Padezco de trasnoche y
no es culpa del gato que
se pasea en el tejado!
Me haces falta tú, amor.
Fijo la mirada
en una salamandra
en el techo, en un intento
suicida por dormirme
y de tanto hostigarnos
con la vista,
me voy dormitando,
en esto que más
que en un lecho,
es una lápida fría.
A lo lejos, el mismo coyote
de siempre le aúlla a la soledad,
a mi desventura.
Y me duermo
como anoche,
probablemente como mañana
y el resto de mi vida.
Despunta el alba
y como siempre
me despierto tarde,
aturdido, tiro un brazo
a lo que fuera tu lado,
y cae en el vacío.
Vuelvo a recordarlo,
tú no estás,
otra vez como ayer,
y de seguro como
mañana.
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